domingo, 30 de marzo de 2008

Recordando aJaime Saenz Guzman, Jurjizada, y George Ivanovich Gurdjeff





















 
Todo es cuestión de tiempo, para ser o dejar de ser lo que fuera que sea de este mundo. Esta frase acuñada en el tiempo por la sabiduría popular, en manos de un espíritu como el de Jaime adquiría otras dimensiones pues esta era una de sus favoritas especialmente al momento de retirarnos de los Talleres Krupp: Todo es cuestión de tiempo, que importan unos cuantos minutos en la vida de los hombres si sabemos que el año cósmico tiene 200.000 mil millones de años Luz”. 
Ante tal afirmación a uno no le quedaba más que recurrir al año cósmico para ganarle unos minutos más a lo que nos fuera dado cuando nacimos... El tiempo y el espacio era lo que llenaba prácticamente todas sus preocupaciones ya que lo uno sin lo otro de nada servirían, y eso lo vemos en toda su obra: (Autorretrato).
Con especial atención en la otra… realizada con las manos, ya que estas tenían la habilidad y la paciencia que solo un verdadero artista las tiene: Tanto en sus dibujos únicos y bellos por su estilo, cargados de contenido y hechos de un solo trazo o movimiento, como quien diría “de un solo plumazo”. También lo vemos manejando instrumentos de alta precisión, siendo reconocido como un relojero eximio y gran coleccionista de relojes y objetos increíbles, de los cuales conservo algunos como un verdadero tesoro.


AUTORRETRATO
"Ansiar el espacio, es un querer encontrarse aquí, y este aquí, según aquel querer, es siempre un allá. Por eso la escritura de un autorretrato deberá fraguarse en el espacio - con un lenguaje originario de un aquí y de un allá. Y en el tiempo, con palabras vivas, cargadas de un eterno presente - y con esto habrá realizado un milagro, tornándose presente el pasado y el futuro"    Jaime Saenz




Desde un principio le ayudé a desarmar muchos relojes: revisarlos, y si fuera el caso, componerlos. Sin duda el trabajo mas representativo para mi fue el reloj Cu-Cu de mi abuelo Emilio Villanueva con una antigüedad de mas de 150 años (él lo compró de un anticuario en París el año 1926) joya que fue a parar a un cajón a su muerte y gracias a Jaime lo recuperé… fabricamos hasta la cadena de los contrapesos.


Aprendí muchas cosas sobre todo a tener paciencia para lograr componer lo que sea yendo siempre al fondo de lás cosas y así entender su fragilidad y no destruirlas, saber que el Ancora es el corazón de un reloj. 
Y gracias a lo aprendido en aquellas jornadas mi Cu-Cu sigue tal cual, marcándonos con su pulso acompasado y certero la inexorabilidad del tiempo.

Alfonso Barrero Villanueva      La Paz, febrero 2008